miércoles, 24 de febrero de 2010
martes, 23 de febrero de 2010
22/2/2010 Overkill en Madrid
Era la primera vez que entraba a la Sala Heineken. Está muy chula, muy coqueta. Llegamos cuando estaban a punto de comenzar Cripper. Una chica que cantaba a lo bestia, algo así como la de Arch Enemy, y rodeada de cuatro húngaros de mucho cuidado. Me gustó, la chica me refiero, y me acerqué al pit, ahora que estaba tranquilo, a echarle unas cuantas fotos.
Más tarde me la encontré en la zona de merchandising y tuve la oportunidad de hacerme una foto con ella, e intercambiar unas palabras. El caso es que quería preguntarle cómo tenía la voz después de haber cantado así durante su concierto. El pequeño diálogo de besugos fue más o menos así:
-How´s your voice?
-I just say GRRRRRRRRRRRRRR –encogió los hombros, y me sonrió.
Nos tomamos nuestras cervezas, Heineken por supuesto, y arrancan otros teloneros, pero no sé decir si eran los Suicidal Angels, o los Savage Messiah. Pasan sin pena ni gloria, ni una mala versión con la que puedas argumentar para el siguiente concierto que merece la pena ver a los teloneros. Es una pérdida de tiempo. Para calentar el ambiente un grupo como Overkill no necesita teloneros. Y así fue. La primera vez que escuché el último disco de Overkill ya me di cuenta de que el primer corte del disco era un tema increíble para arrancar un concierto, y no me equivoqué. Cuando se apagaron las luces y los primeros acordes de The Green and Black llenaron la Sala Heineken, al tran-tran, supe que iba a pasar un rato muy divertido, llega el guitarrazo y salen todos al escenario. Demoledor.
Arranca la cosa y el pit está que arde: codazos, empujones, saltos, bastante movimiento en definitiva, pero conseguimos mantenernos en pie. El sonido no es malo para estar al lado del escenario, y Bobby está en plena forma, la voz no será un problema esta noche. The Green and Black es un temazo como la copa de un pino, lo tiene todo. Overkill en estado puro. Thrash metal del bueno, pero sólo estamos empezando.
Sin ningún respiro, Bobby exclama “Rotten!?”, todo el mundo sabe lo que viene a continuación, un clásico que no hace sino echar más leña al fuego. Ya la gente está totalmente entregada, y no llevamos ni 10 minutos. Berreamos el estribillo, muy sencillo, no hace falta sacarse el First para dejarse la garganta.
A continuación llegan unos temas desconocidos para mí durante los cuales aprovecho para hacer fotos y descansar de los botes que pegué durante las dos primeras canciones, uno ya no está para muchos trotes. Y además el subconsciente me avisa de que todavía quedan unos cuantos buenos momentos en los que la cabeza se me va a escapar del cuerpo si no me controlo.
Efectivamente, llegan seguidos Overkill, Ironbound (otro temazo que da nombre al último disco), y el himno In Union We Stand que corea el público ante el silencio de Bobby invitándonos a participar en la fiesta, ¡qué crack el Bobby!
A estas alturas al chavalín (con más de medio siglo ya a sus espaldas) se ha quitado la camiseta y luce “chocolatinas” ante el delirio de las féminas que entre suspiros susurran “ya era hora”. Las cosas hay que reconocerlas, y es que el cabrón está muy fuerte.
Suenan unos acordes familiares, me retraen a hace mucho tiempo, ¿Years of Decay? Miro a Pilar… me corrige… no, se trata del Horrorscope, y el temazo Bare Bones. Nos dejamos la garganta en el estribillo. Voy necesitando otro descanso, pero llega Feel the Fire, y seguimos pegando botes como posesos. Por fin, un par de temas desconocidos me permiten relajarme un poco y tomar unas cuantas instantáneas más. Estoy empezando a pensar que si las fotos salen bien a la Pili le voy a cobrar por los servicios prestados: fotos de Bobby en todas las posturas, con primeros planos de sus tatuajes, contraluces, etc.
También aprovecho para hacerle unos cuantos “robados” a la chica de Cripper, que está un poco más allá siguiendo el concierto como un seguidor más de los Overkill, ¡qué niña más rica!
Y retomamos la caña, y de la buena, otro tema del último disco: Bring Me The Night, y yo me puedo ir contento porque son los tres temas que esperaba, y esos fueron los que sonaron, ni uno más, ni uno menos. Y a continuación, sin dejar de retumbar la guitarra, Bobby nos grita “Eeeeeeeeeeeee…”, cruzo los dedos y empiezo a gritar en mi cabeza “¡¡¡limination, limination, limination!!!”… ¡¡¡SIIIIII!!! ¡¡¡ELIMINATION!!!
Y se van… puf, llevamos una hora y diez minutos, me comentan que no está nada mal para los Overkill, y aún quedan los bises, ¡y qué bises!
Empiezan la prórroga con otro temazo perfecto para arrancar un concierto: Necroshine, esos latidos que parece que nunca acaban, hasta que el golpe de guitarra pone el pit hirviendo de nuevo.
Cierran con Old School y Fuck You, aunque Nico me comenta que en verdad era un medley de Fuck You con otro tema. Bueno, no me había dado cuenta, flipé igualmente. Bobby hace amago de tirarse al público, yo me río por dentro… jjejejejej… no será capaz… vaya que no, que el hijo puta le cae encima a la Pilarica y de milagro que no nos la descoyunta. Menos mal que no faltan brazos para sujetarle y llevarle de nuevo al escenario. The Skull le echa una mano para subir y cerrar el concierto. Total, que salieron del escenario y no volvieron a entrar.
Un poco fríos en su despedida, también es verdad que la gente no se dejó ni mucho menos la garganta reclamando su presencia. Pero bueno, yo-qué-sé, ¿dónde ha quedado ese saludo al público, todos abrazados, batera con baquetas en mano, guitarras y bajo con las últimas púas adheridas al mástil de sus micrófonos, ofreciendo al público sus herramientas como auténticos tesoros? En fin, nada de eso. Muy profesionales, pero es que claro, veo lógico que un grupo no pueda entregarse 100% en todos los conciertos de su gira.
Más tarde me la encontré en la zona de merchandising y tuve la oportunidad de hacerme una foto con ella, e intercambiar unas palabras. El caso es que quería preguntarle cómo tenía la voz después de haber cantado así durante su concierto. El pequeño diálogo de besugos fue más o menos así:
-How´s your voice?
-I just say GRRRRRRRRRRRRRR –encogió los hombros, y me sonrió.
Nos tomamos nuestras cervezas, Heineken por supuesto, y arrancan otros teloneros, pero no sé decir si eran los Suicidal Angels, o los Savage Messiah. Pasan sin pena ni gloria, ni una mala versión con la que puedas argumentar para el siguiente concierto que merece la pena ver a los teloneros. Es una pérdida de tiempo. Para calentar el ambiente un grupo como Overkill no necesita teloneros.
Arranca la cosa y el pit está que arde: codazos, empujones, saltos, bastante movimiento en definitiva, pero conseguimos mantenernos en pie. El sonido no es malo para estar al lado del escenario, y Bobby está en plena forma, la voz no será un problema esta noche. The Green and Black es un temazo como la copa de un pino, lo tiene todo. Overkill en estado puro. Thrash metal del bueno, pero sólo estamos empezando.
Sin ningún respiro, Bobby exclama “Rotten!?”, todo el mundo sabe lo que viene a continuación, un clásico que no hace sino echar más leña al fuego. Ya la gente está totalmente entregada, y no llevamos ni 10 minutos. Berreamos el estribillo, muy sencillo, no hace falta sacarse el First para dejarse la garganta.
A continuación llegan unos temas desconocidos para mí durante los cuales aprovecho para hacer fotos y descansar de los botes que pegué durante las dos primeras canciones, uno ya no está para muchos trotes. Y además el subconsciente me avisa de que todavía quedan unos cuantos buenos momentos en los que la cabeza se me va a escapar del cuerpo si no me controlo.
Efectivamente, llegan seguidos Overkill, Ironbound (otro temazo que da nombre al último disco), y el himno In Union We Stand que corea el público ante el silencio de Bobby invitándonos a participar en la fiesta, ¡qué crack el Bobby!
A estas alturas al chavalín (con más de medio siglo ya a sus espaldas) se ha quitado la camiseta y luce “chocolatinas” ante el delirio de las féminas que entre suspiros susurran “ya era hora”. Las cosas hay que reconocerlas, y es que el cabrón está muy fuerte.
Suenan unos acordes familiares, me retraen a hace mucho tiempo, ¿Years of Decay? Miro a Pilar… me corrige… no, se trata del Horrorscope, y el temazo Bare Bones. Nos dejamos la garganta en el estribillo. Voy necesitando otro descanso, pero llega Feel the Fire, y seguimos pegando botes como posesos. Por fin, un par de temas desconocidos me permiten relajarme un poco y tomar unas cuantas instantáneas más. Estoy empezando a pensar que si las fotos salen bien a la Pili le voy a cobrar por los servicios prestados: fotos de Bobby en todas las posturas, con primeros planos de sus tatuajes, contraluces, etc.
También aprovecho para hacerle unos cuantos “robados” a la chica de Cripper, que está un poco más allá siguiendo el concierto como un seguidor más de los Overkill, ¡qué niña más rica!
Y retomamos la caña, y de la buena, otro tema del último disco: Bring Me The Night, y yo me puedo ir contento porque son los tres temas que esperaba, y esos fueron los que sonaron, ni uno más, ni uno menos. Y a continuación, sin dejar de retumbar la guitarra, Bobby nos grita “Eeeeeeeeeeeee…”, cruzo los dedos y empiezo a gritar en mi cabeza “¡¡¡limination, limination, limination!!!”… ¡¡¡SIIIIII!!! ¡¡¡ELIMINATION!!!
Y se van… puf, llevamos una hora y diez minutos, me comentan que no está nada mal para los Overkill, y aún quedan los bises, ¡y qué bises!
Empiezan la prórroga con otro temazo perfecto para arrancar un concierto: Necroshine, esos latidos que parece que nunca acaban, hasta que el golpe de guitarra pone el pit hirviendo de nuevo.
Cierran con Old School y Fuck You, aunque Nico me comenta que en verdad era un medley de Fuck You con otro tema. Bueno, no me había dado cuenta, flipé igualmente. Bobby hace amago de tirarse al público, yo me río por dentro… jjejejejej… no será capaz… vaya que no, que el hijo puta le cae encima a la Pilarica y de milagro que no nos la descoyunta. Menos mal que no faltan brazos para sujetarle y llevarle de nuevo al escenario. The Skull le echa una mano para subir y cerrar el concierto. Total, que salieron del escenario y no volvieron a entrar.
Un poco fríos en su despedida, también es verdad que la gente no se dejó ni mucho menos la garganta reclamando su presencia. Pero bueno, yo-qué-sé, ¿dónde ha quedado ese saludo al público, todos abrazados, batera con baquetas en mano, guitarras y bajo con las últimas púas adheridas al mástil de sus micrófonos, ofreciendo al público sus herramientas como auténticos tesoros? En fin, nada de eso. Muy profesionales, pero es que claro, veo lógico que un grupo no pueda entregarse 100% en todos los conciertos de su gira.
miércoles, 10 de febrero de 2010
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domingo, 7 de febrero de 2010
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