Si con Van Halen vi los derroteros musicales por donde iba a ir el resto de mi vida, no fue hasta que llegó a mis manos mi primer cassette cuando tuve en propiedad una canción de rock de la época. Ese recopilatorio era el Disco Monstruo.
Un recopilatorio que me regalaron mis padres para que escuchara en mi flamante radio con pletina los éxitos del momento: Michael Sembello y su “famoso” Maniac, Donna Summer con She works hard for the money, Elton John cantando I Guess That's Why They Call It The Blues, Irene Cara siguiendo con la estela de aquella película y Fame, Trans-X con su discotequera Living On A Video, el Guilty Lime III, los que siempre le han gustado a mi madre, Dire Straits con un divertido Twisting by the pool, Frank Stallone y la trepidante banda sonora de Stayin Alive, con su Far from over, y así hasta 30 temas de aquellos momentos.
Pero mira tú por donde, entre todos ellos, se habían colado unos melenudos y con una canción que por lo menos el título traía cola… o lengua. Se hacían llamar Kiss, y su canción Lick it Up se convirtió en mi primer tema rockero en propiedad de uso. Y puedo decir que de esos treinta “éxitos” fue el que más escuché, y por el que tomé interés en descubrir a sus autores. Y claro, esto me llevó a ver la portada de su lp con título homónimo.
Portada de su álbum Lick it Up
La primera impresión fue que se trataba de un disco de rumbeo, tipo Chunguitos o los Chichos, pero no me cuadraba con el estilo de canción, pero es que las pintas se las traían. Claro, luego me enteré que los muchachos habían salido a la luz, tras su etapa de maquillaje, y si ya eran feos con las máscaras, la realidad superaba a sus alter egos.
Con los años, se convirtieron en una de mis bandas favoritas, a las que le tengo un cariño muy especial y a la que aún no he podido ver en directo (y a Yngwie Malmsteen sí, hay que joderse).
El videoclip ya es echarle de comer aparte, pero ese no lo vi hasta pasados unos años, en el que podía comprobar los esfuerzos titánicos que estos chavales hacían por hacerse los duros tras quitarse el maquillaje, una mezcla entre los chelis duros del barrio con travelos de Bayanna. Madre mía, como perdía aceite el Vinnie Vincent, pues si os fijais bien, Gene va andando lejos de el, con cuidado para no resbalarse con los taconazos en la estela resbaladiza que el otro dejaba, Paul Stanley con un vestuario que para sí lo querría Carmen de Mairena, y el pobre y difunto Eric Carr, poniendo cara de a qué te pego un meco, aunque tenga que saltar. Esos vídeos molaban. Macarras a tope.
Histórico el segundo 40 del primer minuto. Cuando se muestran las jetas por ver primera. Estudiad uno a uno.