Nos enteramos que se iban a dejar caer por aquí el equipo de la Jungla, con Abellán al frente, el Pulpo, y como no, el Pirata, nuestro locutor preferido de la historia del rock en este país, el que nos hizo trasnochar por las noches para poder oírle, aunque al día siguiente tuviéramos instituto; y es que, con los roqueros nunca ha habido piedad. La cita era en el Auditorio de la Universidad, y la hora, pues, muy temprano. Problema, en esa época no nos gustaba mucho madrugar. Solución, no acostarse. Así que salimos directamente del pub a la Universidad, recogí a los que sí que habían dormido y tiramos millas con la noche más cerrada que la boca de Yola Berrocal en una conferencia de arte y ensayo.
La verdad es que no me acuerdo ya de las chorradas que se dijeron allí, y creo que mi cuerpo no estaba para ello, aunque sí recuerdo reírme mucho. Lo verdaderamente importante es que mi amigo y compañero Haidam y yo, le echamos morro y nos dirigimos al Pirata, cámara convencional en mano (no había aún digitales) y le dijimos, “Piri, ¿te importa hacerte una foto con nosotros?”, “claro que no colegas” nos espetó el susodicho.
Somos feos de narices los tres, pero más fea es la camisa que yo llevaba, si no, fijaos en el viejo de la camiseta que llevaba debajo, que parece que está como intentado salir de allí.
Como premio, nos llevamos ese recuerdo y un autógrafo firmado para cada uno en una postal numerada. Ayer la encontré de casualidad. Mientras estábamos con él, una voz en off le gritaba, “ey Pirata, esos son de los tuyos”.
Charlamos brevemente con él, y Haidam le dijo, “Pero pirata tío... que te han hecho? (refiriéndose a su programa de música) y nos dijo que no nos preocupásemos, que estaba preparando algo. Años después aun no sabemos a que se refería.
Lo que nos llamó la atención era la “amiga” que esperaba al Pirata después del concierto. Mal acompañado no se fue.
Queremos que siga poniendo buena música donde le dejen. Y nosotros que lo oigamos. Un saludo Pirata
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